5 de marzo de 2010

"Hoy nomás, la gente vive sin creer..."

Por: Juan Ignacio Reynoso

Sí, la gente vive sin creer que alguna vez "Cara de tramposo y ojos de atorrante" podía llegar a ser una razón lógica, justa y totalmente eficaz para ir preso.

Son pocos los que hoy en día no saben lo que paso allá, por la década del '70, los que no saben que en un momento libertad significaba subversión, rebeldía, ofensa; también son pocos los que no saben que la universidad significó un criadero de esos subversivos o que desaparecieron más de 22.000 personas.

Este blog está dedicado a la relación existente entre la música nacional y lo sucedido en el Periodo De Reorganización Nacional (Dictadura Militar Argentina).

La música, hoy en día es un escape de momentos, un entretenimiento de la tarde, y hasta a veces - me incluyo- una adicción. La música es ruido, pero también significa un sentimiento, algo que nos pasó, que creemos o estamos seguros que nos identifica.

A todos nos pasó de escuchar un tema y al instante relacionarlo con lo que nos está sucediendo, o con lo que podría llegar a pasar. También pensamos en el artista y en qué habrá estado pensando o en qué situación habría estado para escribir o componer tal cosa.

Algunos prefieren escuchar la fotosíntesis de la rosa explicada metafóricamente y darnos a entender que aquella chica es hermosa, y otros, lo directo, como "Que felicidad, me voy a suicidar", de Ricky Espinosa.

La música nos inspira, transporta, alegra, nos hace sentir mas allá, como también nos hace bailar o sólo pasar el rato.

Lo interesante sería pensar: ¿Cómo escuchaban música los pibes en épocas de dictadura? ¿Escuchar el Club del Clan te identificaba o tenías que ir hasta Plaza Italia para poder escuchar unos covers de los Beatles y poder sentirte algo más?

El rock en la Argentina fue un proceso que no tardó mucho en llegar. Acá se escuchaban artistas de la talla de Elvis Presley o Buddy Holly, y lo más innovador que se realizaba era trasladar los temas más populares al idioma castellano. Uno de los cantantes que luego se pudo destacar, dejando el rock and roll de lado, pero que en su momento hacía esas adaptaciones fue Sandro, con "Sandro y Los de Fuego". Pero no fue muy duradero, dado que era tildado de "grasa", por lo que se inclinó a la música melódica.

Entre esta etapa y la "Beatlemanía", Argentina era alimentada por temas adaptados al español de bandas mexicanas y uruguayas (las cuales fueron las primeras en llegar, más allá de su lugar de origen). Luego, el boom: en 1964 llegan The Beatles y The Rolling Stones, lo cual hace que a partir de tres agrupaciones iniciales (Los Shakers, Los Mockers y Los Walkers), emerjan unas 10 más, imitando el sonido de los Beatles.

Así fue formándose hacia 1965 un movimiento underground de pibes argentinos –entre ellos: Litto Nebbia, Pappo Napolitano y Miguel Abuelo) que se juntaban a escuchar estas bandas-.

En 1966 aparecen Los Beatnicks, siendo la primera banda argentina que sacaba un sencillo y luego Los Gatos, con el reconocido tema "La Balsa". Y así fue como a partir de unos pocos, millones de chicos pudieron sentirse identificados y con poder para tener la palabra, poder para reprimir a los mismísimos represores.

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